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¿Incendio o Capitalismo?

Agosto 2019

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No es la primera quema del amazonas, pero tal vez sí la más visible, dado que el humo producto del incendio nubló algunas de las ciudades principales como lo es São Paulo. A partir de este hecho se hizo conocida la problemática a nivel mundial.

La emergencia climática y las políticas pro-mercado de Bolsonaro llevan a que el problema se agrave. Desde el nombramiento de Salles, ministro de Medio Ambiente de Brasil, el Gobierno federal ha eliminado varias responsabilidades de dicho ministerio. La Agencia Nacional del Agua, anteriormente conectada con el Ministerio del Medio Ambiente, fue transferida al Ministerio de Desarrollo Regional y al Servicio Forestal Brasileño (SFB), que era responsable de administrar los bosques públicos y las propiedades agrícolas del país, ahora respondiendo al Ministerio de Agricultura. Esto es una clara señal de los cambios en las políticas y prioridades de las políticas gubernamentales. Pasó de ser un organismo de protección y preservación del medio ambiente a ser quién otorga los permisos para su destrucción.  

¿Cómo se relaciona con las políticas ambientales de Brasil que favorecen a las empresas?

Sin importar las consecuencias que trae la destrucción del pulmón del mundo que absorbe miles de millones de toneladas de dióxido de carbono contribuyendo a aliviar el calentamiento global, Bolsonaro comunicaba “el Amazonas debería usarse para enriquecer a la gente de Brasil”, basando gran parte del mensaje de su campaña electoral con propuestas a favor de abrir el Amazonas para las empresas, y, desde que se encuentra en el poder, es lo que ha hecho.
De acuerdo a los datos publicados por INPE (Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil) a principios de mes, solo en este verano, la deforestación en Brasil ha sido mayor que en los últimos tres años juntos.
“En años anteriores, [los incendios forestales] estaban vinculados a la falta de lluvia, pero, este año ha sido bastante húmedo”, explica Adriane Muelbert, ecóloga que ha estudiado cómo la deforestación en el Amazonas desempeña un papel importante en el cambio climático. Y agrega que “eso nos hace pensar que estos son incendios impulsados por la deforestación”. Además de la tala por madera, muchos árboles son talados para plantar soja o para convertirse en tierras de pastoreo lucrativas. Comúnmente, se utiliza la quema para despejar el terreno de árboles más rápidamente.
Lovejoy, ecólogo y explorador de National Geographic, describe un sistema cíclico en el cual la deforestación alimenta la pérdida de bosques, hace que la región se vuelva más seca, estimulando aún más la deforestación. Gran parte de la lluvia en la Amazonía es generada por la misma selva, pero, a medida que los árboles desaparecen, la lluvia merma. Los expertos están preocupados ya que creen que este espiral descendente podría secar el bosque cada vez más y llevarlo a un punto sin retorno, donde se va a parecer más a una sabana que a una selva. “El Amazonas tiene este punto de inflexión porque genera la mitad de sus precipitaciones”, señala Lovejoy. Esa es la razón por la que, él cree, “el Amazonas tiene que ser gestionado como un sistema”.

El modelo de desarrollo sostenible, definido a partir del concepto de sustentabilidad de los sistemas productivos, se centra en el objetivo de satisfacer las necesidades de la generación presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para compensar las propias. Para ello es imperante establecer un sistema transversal de enseñanza y aprendizaje, que permita orientar las formas de actuación social (patrones de consumo, relaciones solidarias, valores universales, entre otros), abandonando el sistema lineal tradicional. Este enfoque trata de impulsar nuevas y renovadas formas de pensamiento; de aquí la importancia de promover en la formación científico-tecnológica propuestas con enfoques constructivistas, particularmente en áreas como agronomía, biología y ecología, llevando a los estudiantes a definir problemas y soluciones dentro de determinados parámetros espacio-temporales.

Es nuestro desafío, como estudiantes de ciencias económicas, repensar las estructuras productivas, de desarrollo y crecimiento de manera tal que se logre un desarrollo económico sostenible. Debemos impulsar sociedades que creen las condiciones necesarias para que las personas puedan acceder a empleos de calidad, estimulando la economía sin dañar el medio ambiente, sin depredar los recursos naturales.

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